La educación financiera no es un contenido accesorio: determina en gran medida cómo una persona tomará decisiones económicas reales a lo largo de su vida adulta. Gestionar ingresos, leer una nómina, interpretar una factura, comparar ofertas bancarias o evitar endeudamientos innecesarios son competencias con impacto directo en la estabilidad personal. Precisamente por eso los resultados del informe PISA 2022 (Programme for International Student Assessment) han tenido tanta repercusión: el desempeño de los estudiantes españoles en esta materia se sitúa por debajo de la media de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), y además empeora respecto a evaluaciones anteriores.
Desde Bravo creemos que esta formación debe comenzar cuanto antes y estar presente en la vida cotidiana de niños y jóvenes. En este artículo analizamos por qué conviene introducir estos conceptos desde edades tempranas, cómo hacerlo de forma práctica y qué concluye el informe PISA sobre la situación actual en España. Una lectura útil para padres, educadores y para cualquiera que desee fomentar un futuro económico más consciente.
¿Qué es el informe PISA y por qué evalúa la educación financiera?
Se trata de un informe elaborado por la OCDE que evalúa cada 3 años, aproximadamente, a estudiantes de 15 años para medir no solo conocimientos académicos tradicionales, sino competencias aplicadas a situaciones reales. En el caso de la educación financiera, analiza si los jóvenes comprenden conceptos como interés, ahorro, riesgo, planificación o presupuestos, y si son capaces de aplicarlos en contextos cotidianos como interpretar una factura, analizar una nómina o decidir entre dos productos financieros.
España participa desde hace años en esta evaluación, lo que permite observar la evolución en el tiempo. Los resultados de 2022, fecha del último informe, reflejan que el país se sitúa en la posición 12 de los 20 miembros de la OCDE evaluados, por debajo del promedio internacional y con una tendencia descendente.
Educación financiera en España: panorama general y evolución
Sin duda, la situación muestra una tendencia que preocupa a instituciones públicas y privadas: los estudiantes españoles han empeorado su rendimiento respecto a mediciones anteriores y se alejan de los valores de referencia internacionales. Aunque existen diferencias entre comunidades autónomas, el patrón general indica que la educación financiera en jóvenes no evoluciona en la dirección esperada.
En evaluaciones realizadas en años previos, España ya se situaba por debajo del promedio internacional, pero la última entrega del informe PISA refleja un retroceso adicional. Este deterioro resulta especialmente problemático si se considera que la educación financiera para jóvenes se convierte en un factor decisivo cuando entran en el mercado laboral, piden un préstamo, ahorran para una meta o se enfrentan a decisiones de consumo que pueden condicionar su solvencia futura.
Principales hallazgos del informe PISA
Los resultados permiten identificar no solo la posición de España, sino también las áreas en las que los estudiantes muestran mayores carencias y los factores que explican estos resultados.
Desempeño global y brecha con la OCDE
España obtiene 486 puntos, mientras que la media de la OCDE es 498. Esa diferencia, aunque no parezca extrema, es estructural: significa que los adolescentes españoles parten con menor preparación financiera antes de incorporarse a la vida adulta. Además, España ha perdido seis puntos respecto a 2018, mientras otros países han mantenido o mejorado sus datos.
Distribución de niveles de competencia financiera
El informe PISA detalla que cerca del 17% del alumnado español no alcanza el nivel básico en educación financiera. Este grupo no sabe interpretar correctamente una factura, calcular intereses sencillos o identificar riesgos en un contrato. Además, solo el 5% alcanza niveles altos o excelentes, frente a porcentajes bastante superiores en economías líderes. Con estos datos, España queda doblemente rezagada: ni garantiza mínimos ni produce suficientes perfiles con dominio avanzado.
Conceptos financieros con mejores y peores resultados
Los estudiantes españoles se defienden mejor en situaciones simples como comparar precios o hacer cálculos directos, pero muestran mayores dificultades con conceptos que exigen razonamiento: interés compuesto, diversificación del riesgo, planificación y lectura de documentos reales. De hecho, las fuentes coinciden en que alrededor de cuatro de cada diez alumnos no saben interpretar una factura o una nómina, lo que anticipa problemas cuando enfrenten su primera vida laboral.
Factores que influyen en los resultados
El informe señala dos factores clave:
- Contexto socioeconómico: los estudiantes de entornos más favorecidos obtienen mejores resultados, aunque en España esta brecha es menor que en otros países.
- Exposición real al dinero: los jóvenes que hablan de dinero en casa de manera orientada a decisiones concretas obtienen mejores resultados que quienes nunca participan en conversaciones financieras.
También se observa que en contextos donde la educación financiera está integrada formalmente en el currículo escolar, los resultados mejoran. Cuando depende exclusivamente del entorno familiar, las desigualdades aumentan.
Cultura financiera en jóvenes: retos y oportunidades
La formación económica en jóvenes no es un tema académico, sino un indicador directo de su capacidad para gestionar la vida adulta. Un adolescente que comprende cómo funciona el crédito, el riesgo, la deuda o el ahorro entra en su vida profesional con una ventaja estructural respecto a quien actúa por intuición.
¿Por qué los adolescentes necesitan formación?
La adolescencia es el último tramo educativo antes del salto a la independencia económica. Si un joven no sabe interpretar un tipo de interés, es más vulnerable a pagar de más por un crédito. Si no sabe planificar, tendrá más probabilidades de endeudarse. Si no sabe distinguir necesidad de deseo, consumirá por impulso. Por esa razón, la educación en este campo reduce esos riesgos y aumenta la capacidad de construir estabilidad futura.
¿Qué hacer para mejorar?
El informe y los análisis más recientes coinciden en que no basta con teoría ocasional. Se requieren experiencias prácticas: simulación de presupuesto, lectura de contratos reales, análisis de nóminas, comparación de productos financieros, proyectos con dinero ficticio o real controlado, y participación en programas externos de alfabetización financiera. Los países con mejores resultados hacen de la educación financiera un ejercicio repetido, no un tema puntual.
Educación financiera para niños: enseñar desde la infancia
Esta formación no busca que un menor entienda un préstamo hipotecario, sino que incorpore desde temprano principios de valor, intercambio, coste de oportunidad, ahorro y espera. Los estudios internacionales coinciden en que cuando estas nociones e introducen en edades tempranas, los adolescentes obtienen mejores resultados después en pruebas como el informe PISA y, más importante aún, desarrollan hábitos financieros más estables en la adultez.
¿Por qué es clave empezar temprano?
Los hábitos financieros se forman mucho antes de recibir el primer sueldo. Un niño que aprende a gestionar un dinero simbólico y a resolver pequeñas situaciones de gasto llega a la adolescencia con ventaja. La educación financiera para niños reduce la probabilidad de endeudamiento impulsivo en la edad adulta.
Aprendizaje financiero en los niños
Las mejores experiencias recomiendan el aprendizaje a través de juegos, pequeñas asignaciones de dinero controladas, simulaciones de compra, lectura de cuentos con contenido económico y participación guiada en decisiones reales del hogar. Más eficaz que hablar de teoría es permitir que el menor experimente en un entorno sin riesgo, donde puede equivocarse sin consecuencias irreversibles.
Ventajas de una educación financiera temprana
Los menores que reciben formación de manera temprana desarrollan mayor autocontrol del gasto, entienden antes la diferencia entre deseo y necesidad, mejoran su capacidad de ahorro y muestran menos propensión al endeudamiento impulsivo cuando llegan a la adolescencia. Es decir, llegan al instituto con ventaja estructural frente a quienes nunca fueron entrenados.
El estado de la educación financiera en España
Sin duda, este tema ha entrado tímidamente en el debate público, después de que los resultados del informe PISA confirman que la iniciativa todavía no es suficiente y a la espera de que los de este año 2025 sean mejores.
Existen programas públicos y privados que actúan como respuesta parcial, pero el alcance sigue siendo limitado y desigual según el territorio.
Iniciativas públicas y privadas
En España destaca el Plan de Educación Financiera impulsado por el Banco de España y la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), además de programas de alfabetización financiera en centros escolares y colaboraciones con entidades privadas. También existen iniciativas de voluntariado y materiales didácticos orientados a familias y docentes. Sin embargo, su alcance es limitado: no llegan a todos los estudiantes ni se aplican con la misma intensidad.
Desafíos pendientes para mejorar los resultados
El principal obstáculo es la falta de integración curricular estable. Este tipo de formación depende en gran medida de proyectos voluntarios, del interés del centro y de la preparación del profesorado. Esta dependencia refuerza la desigualdad: quienes nacen en entornos con mayor capital cultural reciben mejor formación financiera; quienes no, quedan desprotegidos. Además, la formación docente en este ámbito es escasa, lo que dificulta una aplicación homogénea.
Apuntes finales
En definitiva, este déficit no se trata de un bache puntual, sino de un problema estructural que compromete la autonomía económica de las próximas generaciones. Por lo tanto, reforzar esta formación desde edades tempranas es una decisión estratégica.
Sin embargo, cuando la escuela no compensa las diferencias de origen y la formación económica depende únicamente del entorno familiar, la desigualdad se amplía. La única forma de revertir esta tendencia pasa por integrar de manera estable este tipo de educación en el sistema educativo, con metodologías prácticas, continuidad en el tiempo y una implicación real de docentes, familias e instituciones.
Solo así se garantizará que los jóvenes españoles adquieran las competencias necesarias para tomar decisiones financieras informadas, responsables y sostenibles a lo largo de su vida.