¿Un avalista puede reclamar la propiedad que avala? 

Imagen de pareja mirando un documento con preocupación

Ser avalista de una hipoteca conlleva importantes responsabilidades, pero también muchas dudas. Una de las más frecuentes es si, tras pagar la deuda, el avalista se puede quedar con la propiedad. La respuesta no es sencilla, y depende de factores legales, contractuales y del proceso seguido para satisfacer la deuda. 

En este artículo te explicamos con claridad qué ocurre si actúas como avalista hipoteca, qué derechos y riesgos asumes, y si existe alguna vía legal para reclamar la propiedad avalada. 

¿Qué significa ser avalista de una hipoteca? 

La figura del avalista en una hipoteca es clave para muchas entidades financieras, especialmente cuando el titular del préstamo no tiene suficiente solvencia. Su función es actuar como garantía personal: si el titular no paga, el avalista debe hacerse cargo de la deuda. 

En una hipoteca con aval, esta persona no es propietaria del inmueble ni titular del préstamo. Su papel se limita a respaldar la operación ante el banco, sin adquirir ningún derecho sobre la vivienda. Es importante no confundir esta garantía personal con la garantía real que representa la hipoteca en sí. 

Avalar es un acto voluntario, pero con implicaciones serias: el avalista asume una obligación financiera de largo plazo que puede afectar su patrimonio presente y futuro. Por eso, es fundamental conocer todos los riesgos antes de firmar.

¿El avalista se puede quedar con la propiedad?

Aunque pueda parecer razonable que quien asume el pago de una hipoteca termine quedándose con la vivienda, lo cierto es que el avalista no adquiere la propiedad del inmueble, ni siquiera si paga la totalidad de la deuda. El aval representa una garantía personal frente al banco, pero no confiere ningún derecho de titularidad sobre el bien hipotecado. 

La vivienda continúa siendo legalmente del titular del préstamo, salvo que exista un acuerdo formal entre las partes o una sentencia judicial que disponga lo contrario. En otras palabras, pagar no implica poseer. 

Si el avalista quisiera acceder a la propiedad, tendría que iniciar un procedimiento judicial contra el deudor para recuperar lo pagado, o esperar a que el inmueble sea embargado y subastado. Aun así, no tendría prioridad para adquirirlo, y si el resultado de la subasta no cubre el total de la deuda, deberá responder con su propio patrimonio para abonar la diferencia. En ningún caso el pago le otorga, por sí solo, la titularidad de la vivienda. 

¿Qué derechos tiene el avalista si paga la hipoteca? 

Aunque el avalista no adquiere la propiedad del inmueble, sí cuenta con un respaldo legal si se ve obligado a pagar la deuda. El derecho más relevante en estos casos es el derecho de repetición, que le permite reclamar al titular del préstamo las cantidades abonadas en su nombre. 

Este proceso se lleva a cabo mediante una demanda judicial en la que el avalista solicita al deudor la devolución del dinero pagado. Generalmente, se tramita como un juicio declarativo en el ámbito civil, y requiere acreditar que la deuda fue asumida en cumplimiento de la obligación avalada. 

No obstante, el hecho de que exista este derecho no garantiza su efectividad. Si el deudor es insolvente o carece de bienes a su nombre, el avalista puede encontrarse en una situación complicada: con la deuda pagada, pero sin posibilidad real de recuperar el dinero.

Riesgos y limitaciones al ser avalista de una hipoteca

Convertirse en avalista conlleva responsabilidades importantes que pueden afectar seriamente al patrimonio personal y a la estabilidad financiera. Estos son los principales riesgos a tener en cuenta: 

  • Responsabilidad total sobre la deuda: el avalista responde con todo su patrimonio presente y futuro, incluyendo bienes, ingresos y cuentas bancarias. 
  • Riesgo de embargo: si el titular del préstamo no paga, el banco puede embargar directamente el sueldo, la vivienda u otros bienes del avalista. 
  • Limitaciones para acceder a financiación: la condición de avalista aparece registrada en la CIRBE, lo que puede reducir la capacidad para solicitar nuevos préstamos o hipotecas. 
  • Compromiso a largo plazo: el aval suele mantenerse durante toda la vida del préstamo, a menos que se renegocie o se sustituya por otra garantía. 
  • Transmisión de la deuda a los herederos: si el avalista fallece, la obligación no desaparece. La deuda pasa a sus herederos, salvo que estos renuncien a la herencia. 

Por todo ello, es fundamental reflexionar antes de firmar una hipoteca con aval y, en caso de duda, solicitar asesoramiento profesional. 

¿Qué pasa si avalo a alguien y no paga?

Cuando el titular de la hipoteca deja de pagar, el banco inicia un procedimiento de reclamación.[Salto de ajuste de texto]Primero, se dirige al deudor. Pero si no obtiene respuesta o no hay solvencia, acude al avalista. A partir de ahí, las consecuencias pueden ser graves: 

  • Embargo de bienes: el banco puede ejecutar embargos sobre cuentas, nómina, propiedades u otros activos del avalista. 
  • Inclusión en registros de morosos: el impago se comunica a ficheros como ASNEF o CIRBE, lo que daña el historial crediticio del avalista. 
  • Limitaciones para acceder a financiación: ser avalista de una hipoteca en situación de impago puede impedir solicitar préstamos, tarjetas de crédito o hipotecas propias. 
  • Complicaciones legales: el proceso puede derivar en procedimientos judiciales largos y costosos para recuperar lo abonado o defender los propios bienes. 

La responsabilidad es completa: el avalista se convierte en deudor principal en términos prácticos. 

¿Se puede anular un aval?

Aunque no es un proceso sencillo, sí se puede anular un aval en determinados casos, especialmente cuando existen irregularidades en su formalización. 

Las causas más frecuentes para solicitar la nulidad de un aval son: 

  • Falta de transparencia en el momento de la firma, especialmente en contratos complejos o con cláusulas poco claras. 
  • Error esencial sobre la naturaleza o el alcance del compromiso asumido por parte del avalista. 
  • Situaciones abusivas, especialmente en avales firmados sin asesoramiento o en hipotecas anteriores a 2015 con condiciones poco equitativas. 

En cualquier caso, es recomendable contar con asesoramiento legal especializado para valorar las opciones disponibles según las circunstancias del contrato y la situación financiera de las partes.

Cómo dejar de ser avalista en una hipoteca 

Aunque eliminar un aval no es fácil, existen algunas vías posibles para lograrlo, siempre dependiendo de la voluntad del banco y de las condiciones del contrato. 

Estas son algunas estrategias que pueden permitir al avalista desvincularse de la hipoteca: 

  • Negociar directamente con la entidad financiera, demostrando que el titular del préstamo tiene ahora suficiente solvencia para asumir la deuda sin necesidad de aval. 
  • Proponer una extinción parcial de la deuda, donde el avalista asume un pago puntual a cambio de su liberación formal del compromiso. 
  • Subrogar la hipoteca a otra entidad bancaria, siempre que el nuevo banco no exija avalistas como condición. 
  • Recurrir a la vía judicial, si existen indicios de abuso, falta de transparencia o vicios en el consentimiento en el momento de la firma. 

Es importante tener en cuenta que los bancos rara vez acceden voluntariamente a eliminar un aval si consideran que eso incrementa su nivel de riesgo. Por eso, cada caso debe analizarse con asesoramiento legal y financiero adecuado. 

Si soy avalista ¿puedo pedir otro préstamo o hipoteca?

Ser avalista de una hipoteca no impide solicitar nuevos préstamos o hipotecas, pero sí puede influir negativamente en la evaluación que hace el banco sobre tu capacidad financiera. Esto ocurre porque tu compromiso como avalista aparece reflejado en la CIRBE (Central de Información de Riesgos del Banco de España), y se considera una carga adicional. 

Esta situación puede tener efectos como: 

  • Reducción del importe que la entidad está dispuesta a conceder. 
  • Incremento del tipo de interés, al percibirse mayor riesgo. 
  • Rechazo de la solicitud, especialmente si ya tienes otras deudas activas o ingresos limitados. 

Lo recomendable es consultar la CIRBE, presentar garantías adicionales o esperar a que el titular pague una parte significativa del préstamo. 

Escenarios especiales

Aunque las situaciones más comunes están reguladas de forma clara, existen algunos escenarios menos frecuentes que pueden generar dudas adicionales. A continuación, repasamos dos casos particulares que pueden afectar al avalista y modificar, en cierta medida, su relación con la propiedad o con la deuda.

Si el avalista es heredero del titular

Cuando fallece el deudor, el avalista puede también ser heredero. En ese caso: 

  • Hereda tanto los activos como las deudas. 
  • Puede reclamar la propiedad solo si acepta la herencia y no hay otros herederos con mayor derecho. 

Si fallece el avalista, sus herederos también heredan la deuda avalada, salvo que rechacen formalmente la herencia.

Cláusulas excepcionales que permiten fijar la propiedad al avalista 

Solo en casos muy poco frecuentes, el contrato puede incluir una cláusula que permita al avalista quedarse con la propiedad si paga la deuda. Pero esto debe estar expresamente pactado y aceptado por todas las partes. 

Sin este acuerdo, no hay base legal para transferir la propiedad al avalista. 

Preguntas frecuentes

Para cerrar, respondemos algunas de las dudas más habituales que surgen al valorar los riesgos de actuar como avalista en una hipoteca. Estas cuestiones ayudan a aclarar situaciones específicas que muchas veces no se abordan en el contrato, pero que pueden tener consecuencias importantes. 

¿Qué documentos revisar antes de avalar? 

El contrato de hipoteca, condiciones del aval y la situación financiera del titular. 

¿Cuándo se ejecuta primero al deudor o al aval?

Primero se reclama al deudor, pero si no paga, se reclama directamente al avalista sin más requisitos. 

¿Puede el avalista pactar quedarse con la vivienda?

Solo si se firma expresamente en contrato. No es automático ni habitual.

¿Y si hay varios avalistas?

La entidad puede reclamar el total de la deuda a cualquiera de ellos. No necesariamente de forma proporcional. 

Conclusión

Avalar una hipoteca es una decisión que no debe tomarse a la ligera. Implica asumir responsabilidades económicas que pueden extenderse durante muchos años y afectar directamente al patrimonio personal, incluso sin haber disfrutado de la vivienda. 

Por eso, antes de firmar como avalista, es fundamental informarse bien, analizar todas las consecuencias, negociar condiciones claras y, en caso de duda, contar con asesoramiento profesional. La prevención es la mejor herramienta para proteger tu estabilidad financiera. 

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